Durante el año 2019, América Latina ha experimentado cambios inesperados en el entorno político con impactos económicos que ningún especialista pudo prever.

El caso de Chile es sin duda el más inesperado. Referente de progreso económico y estado de derecho desde 1990, nadie esperaba una explosión social tan grande y de tanta violencia. Nadie podía prever que el Presidente Piñera podía enfrentar un escenario tan inestable al punto de ser forzado a convocar a una Asamblea Constituyente en la que con seguridad se harán cambios importantes en el régimen económico.

En Venezuela, la dictadura socialista sigue arrasando con el país y enviando exiliados que huyen de la pobreza hacia el mundo entero. En Argentina, el peronismo vuelve a gobernar, a pesar de la corrupción comprobada de su régimen, después que del fracaso del experimento gradualista del Presidente Macri.

En Bolivia, Evo Morales fue echado del gobierno después de más de 13 años en el poder, algo también que pocos veían posible. En Ecuador un alza de los combustibles estuvo a punto de dejar fuera al Presidente Moreno quien, años atrás, también de forma inesperada, se distanció del ex Presidente Correa.

En Brasil, Bolsonaro gobierna al más puro estilo de Donald Trump, mientras que en México, López Obrador implementa medidas populistas y se convierte en referente de la izquierda.

En América del Sur, Uruguay y Colombia, además del Perú -a pesar de su reciente crisis política-  conservan una estabilidad relativa mayor, mientras que en Centro América -dejando de lado tragedia cubana-, Nicaragua sufre del socialismo del siglo XXI, mientras que países como Guatemala, Costa Rica y Panamá mantienen una estabilidad relativa.